domingo, 6 de septiembre de 2009

Nada nuevo bajo el sol...


NADA NUEVO BAJO EL SOL…

Mucho se ha dicho en estos últimos (Casi) cinco años luego de la tragedia que se cobro 194 vidas. ¿Pero qué se dijo realmente? Veo gente estupida e irrespetuosa que festeja como si hubiera algo para festejar…y lo hace como si enfrente de ellos no hubiese nadie y veo también padres que ante su inmenso e inacabable dolor no tienen mejor manera de expresar su amargura que con violencia. No comparto ninguna posición, me parecen extremas ambas pero más considero lamentable y digna de reprobación la de quienes encontraron motivos de festejos para con Callejeros (una vez mas asistimos a una sentencia judicial como si fuera una definición por penales, me recuerdan a la destitución de Ibarra y al voto no positivo de Cobos). Veo como Callejeros supo despegarse de responsabilidad alguna y adjudicársela a su representante como si fuera la figura del representante ese sujeto que no solo te consigue las fechas sino que además te dice lo que tenes que hacer dentro y fuera del escenario. La argumentación es pobre e infantil: “Nosotros fuimos a donde nos llevaron, de esas cosas se encarga el representante de la banda.” Y fumate 20 años en cana por tirano…o tarado ¡por favor! Habría que ver si es posible que alguna vez saquemos nuestras propias conclusiones sin que haya alguien que nos diga que pensar. Por que de lo contrario ahí si caemos fácilmente en la argumentación de Callejeros todos los días de nuestra vida. Y es que eso sucede en gran parte en la vida de los argentinos… Esto lo sabemos: Nada ha cambiado antes, ni durante, ni mucho menos después de Cromañon, es más…hasta podría decirse que han empeorado a tal punto que ni siquiera a nosotros mismos ya nos importa a donde vamos cuando salimos, sea a bailar o a un recital. Vivimos día a día como si nada fuese a sucedernos y esta claro que la rueda del infortunio aun gira y gira aguardando al momento en que habiendo algún dormido que se olvido de darle impulso apoye su flecha en el lugar menos pensado.
La cuestión de fondo sigue pendiente y exige que nos animemos a cuestionar (un poquito nada mas) todo aquello que nos entregan servido, todo aquello que nos lleva de los pelos de la nariz a vivir la vida como si fuese un sueño colorido y exhuberante. Omitimos preservar nuestra propia existencia incluso en los detalles mínimos e imperceptibles que adornan nuestra vida cotidiana y exigimos a los gritos que sean otros los que velen por nuestra seguridad (Flor de hipocresía, por que una cosa es el deber de seguridad y otra es un Dios Soberano que te cuide). Y ahí esta la palabra que estábamos buscando desde el comienzo: “Seguridad”, por que hablar de seguridad implica hablar de esto también, de esto que no se menciona por que quizás es muy aburrido o por que simplemente no tiene consecuencias comerciales directas (quiero decir que si hablo de saqueos probablemente venda mas puertas y si soy jefe de gobierno que busca plebiscitar, quizás hasta me convenga mucho mas…). Hablar de seguridad implica un cúmulo infinito de cuestiones a tener en cuenta que están presentes todo el tiempo en nuestra vida cotidiana. Se trata en definitiva, e insisto con esto, de tomarnos las cosas un poquito mas en serio, de ser conciente de los tiempos en que se viven y ser responsables de nuestros propios actos y no esperar, como suele hacerse, que sean los demás quienes se encarguen de eso. Hay que abandonar la cómoda postura, típica del argentino, de vivir como espectador en su propia sociedad y hacerse cargo de una vez por todas de sus cagadas y sus virtudes. Por que aun no termina de cerrarme la actitud de absolutamente todos los que estuvieron involucrados en lo que sucedió esa noche, tanto por el lado de Omar Chabán (ambiciosa rata que se alimento toda la vida a costa de la sangre de las bandas y del arte del que tanto se jacta), como de Callejeros (Tipos que sabían perfectamente lo que hacían), los funcionarios corruptos (Todas ratas de la peor calaña y el mas rastrero linaje) y ¿por que no? de la gente misma que estuvo ahí (de las madres adolescentes que fueron con sus bebes y ni hablar del pelotudo que encendió la bengala, aquel que nunca apareció…y ojala que nunca descanse en paz).

Si aguardábamos por un nueva etapa en la vida de los argentinos donde comience a tenerse en cuenta, de una vez por todas, la vida del otro (que es en esta caso el tipo de quien dependes para morfar y mantener vivo tu negocio) podemos quedarnos tranquilos de que eso esta muy lejos de llegar a suceder por que parece que adoramos vivir el vértigo y sacar a bailar a la muerte en las situaciones mas insignificantes…

Adrián Samaniego.

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